Doce grandes clubes, entre los que se encuentran Real Madrid, Barcelona y Atlético, anuncian la creación de una nueva competición que pone en jaque a la UEFA y a la Champions

El anuncio este domingo por la noche de una Superliga semicerrada liderada por 12 de los grandes clubes europeos y al margen de la UEFA ha desatado una guerra que puede originar un cambio drástico en las competiciones y en la industria del fútbol tal y como se conocen. La batalla ha comenzado a solo unas horas de que el Comité Ejecutivo del organismo que rige el fútbol europeo presente este lunes su nuevo modelo de Champions, con más partidos y más enfrentamientos entre los grandes, pero insuficiente para los clubes que anunciaron la creación de la Superliga.

El Real Madrid, con Florentino Pérez a la cabeza y enemigo declarado del presidente de la UEFA, Alexander Ceferin, el Manchester United, la Juventus, el Barcelona y el Liverpool han liderado la iniciativa. Atlético de Madrid, Arsenal, Tottenham, Manchester City, Chelsea, el Inter y el Milan (seis clubes ingleses, tres españoles y tres italianos) completan los 12 fundadores de la Superliga, según el comunicado que publicaron a media noche. Florentino Pérez será el presidente, y los vicepresidentes serán Andrea Agnelli, presidente de la Juventus, y Joel Glazer, propietario del Manchester United. Según fuentes del París Saint Germain, el club de capital catarí no está inmerso todavía en el plan. Los grandes clubes alemanes se mantienen también fuera por el momento. El Bayern de Múnich y el Borussia Dortmund no se han pronunciado, pero fuentes con conocimiento directo del proyecto los incluyen de cara al futuro.

La Superliga contaría con los 12 clubes fundadores, que nunca descenderían, más otros tres invitados a este grupo, y otros cinco que se clasificarían cada año. Si el PSG, el Bayern y el Dortmund terminan por subirse al carro, también podrían gozar del privilegio de no descender. Los 20 equipos quedarían divididos en dos grupos de 10, con partidos a ida y vuelta. Los tres primeros de cada grupo pasarían al sistema de eliminatorias a ida y vuelta a partir de cuartos de final. Los cuartos y los quintos jugarían una eliminatoria para completar los ocho equipos de cuartos. En total, 197 partidos por los 125 de la actual Champions, aunque en el proyecto que la UEFA presentará este lunes para combatir a la Superliga se contemplan 225.

El diseño organizativo de la Superliga contempla la creación de una corporación fundada en España (SLCo) participada a partes iguales por los clubes fundadores y de la que a su vez dependerían dos empresas filiales. Una, también creada en suelo español (SL SportsCo), dedicada a la gestión de la competición, y otra en Holanda (SL MediaCo) para la venta de los derechos de televisión.

Según fuentes consultadas por este periódico, de inicio se repartirían 3.525 millones de euros. El reparto, si finalmente son 15 los fundadores (12 más los tres invitados) sería así: 350 millones de euros para seis clubes, 225 para cuatro, 112,5 para dos y 100 para tres clubes. Estas mismas fuentes aseguran que se pretendería iniciar la competición en 2022.

Se estiman en unos 4.000 millones de euros los ingresos por televisión que generaría la rupturista competición. La citada cantidad sería repartida en un 65% para los clubes fundadores, otro 20% por méritos deportivos en la competición y un 15% por distribución comercial. Cómo mínimo, los clubes de la Superliga ingresarían como mínimo unos 60 millones por participar y el ganador recibiría algo más de 250 millones de euros, más del doble de lo que recauda el ganador de la actual Champions. Detrás de la financiación se encontraría la inversora Key Capital. Según varios medios italianos, la plataforma DAZN compraría los derechos de televisión.

Según el comunicado de los clubes separatistas, no tienen intención de abandonar las ligas nacionales y también se esperan fondos de solidaridad mayores que los que destina ahora la UEFA, hasta 1.000 millones de euros. La competición se jugaría entre semana, salvo la final, y se iniciaría a mitad de agosto. Los clubes implicados pretenden negociar un calendario de la mano de la FIFA, la UEFA y las ligas, pero el acuerdo no será fácil. Ahí se espera una guerra cruenta en la que los opositores a la Superliga tratarán de hacerse fuertes. La FIFA anunció que desaprueba el proyecto, pero que tiende la mano al diálogo. El organismo que preside el suizo Gianni Infantino no se mostró tan contundente como se esperaba.

“Vamos a ayudar al fútbol a todos los niveles a ocupar el lugar que le corresponde en el mundo”, expresó Florentino Pérez. “El fútbol es el único deporte global en el mundo con más de 4.000 millones de seguidores y nuestra responsabilidad como grandes clubes es responder a los deseos de los aficionados. Nos hemos unido en este momento crítico, para que la competición europea se transforme”.

Fuera de los torneos

Ante este órdago, la UEFA reaccionó este domingo con un comunicado contundente, respaldada por las grandes ligas y las federaciones, y tachó el rompedor proyecto de “insolidario” y “cínico”. “Los clubes en cuestión no podrán jugar en ninguna otra competición a nivel nacional, europeo o mundial, y sus jugadores podrían verse privados de la oportunidad de representar a sus selecciones nacionales”, reflejó el comunicado. La UEFA también hizo un llamamiento de alarma generalizado. “Hacemos un llamado a todos los amantes del fútbol, seguidores y políticos, a que se unan a nosotros en la lucha contra este proyecto”, concluía el escrito.

Estas amenazas, sin embargo, no han arredrado a los impulsores de la Superliga, que dudan que la UEFA o la FIFA organicen las Eurocopas o los Mundiales sin las estrellas de los clubes. El conflicto se dirimirá tanto en los despachos de los grandes clubes como en los de la UEFA y la FIFA y ante la justicia ordinaria.

Fuente: elpais.com

Por Redaccion

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *