Verónica Echegui podría ser la musa de las tendencias de primavera-verano 2021. Y de hecho, viéndola moverse entre ellas, no cabe duda de que lo es, y no es solo porque la actriz haga gala de esa pulsión interpretativa, sino porque en esas prendas y estilos que estarán (y están) de moda en la estación que todavía no ha comenzado se intuye una sensación de honestidad que también emana de Echegui. Se palpa en la sinceridad a la hora de contar cómo está en estos tiempos inciertos («tranquila, aprovechando cada día que tengo para disfrutar de lo que hago, esté con quien esté; sin darle espacio a preocupaciones. Si aparecen, las callo«), y también en el agradecimiento que siente ante el fulgurante momento profesional en el que se encuentra: ostenta nominaciones a los Premios Goya, los Feroz y los Gaudí, tanto por Explota Explota (2020) como por La ofrenda (2020). Dos trabajos muy diferentes que a Echegui le “aportan un sentido”. “Poder interpretar personas tan dispares y géneros distintos me ofrece la posibilidad de bucear en mundos diversos, de los cuales siempre aprendo algo nuevo de nosotros, de mí…”, reflexiona. Y esa multiplicidad es, precisamente, uno de los mensajes que lanza a través de su ropa: “Me interesa la multiplicidad… La moda nos permite jugar y ser múltiples”. También divertirse porque “si no disfrutamos de esta experiencia, ¿para qué hemos venido?» Por eso, cuando hay que escoger entre las tendencias de primavera-verano 2021 que son prácticas y las que esconden cierta sensación de evasión, la actriz tiene claro cuáles le atraen más: “¡Alegría de vivir, y de vestir!

Ese entusiasmo explica que la tendencia de temporada con la que se siente más cómoda sea con el rosa («me apasiona»), y que otro color potente forme parte de la historia de los looks que para ella han marcado un antes y un después: “Un look muy significativo fue el que llevé alcastingdeYo soy la Juani; un chándal amarillo con untopblanco de Bershka”. La importancia de ese estilismo y de la cinta en su vida profesional es algo ya conocido. “Para mí, el vestuario es una manifestación de la personalidad del personaje y, por lo tanto, es tan importante como el maquillaje y la peluquería”, comenta al respecto del calado que tiene la moda en su profesión. “Cualquiera va a identificar a esa persona por su aspecto y su idiosincrasia. En Explota Explota para mí fue determinante. Fue mi principal aliado para contar a Amparo; Cristina Rodríguez ha hecho un trabajo extraordinario, puesto que no solo dio en el clavo con lo que Nacho [Álvarez] quería, sino que además se permitió ser valiente y arriesgar”. ¿Y cómo se podría reconocer a Verónica Echegui si solamente pudiese llevar un look el resto de su vida? Gracias a “un vestido de Masscob con uno de sus abrigosoversized”. Pero mientras no haya que ceñirse a un uniforme, encuentra en Loewe, Balenciaga, Stella McCartney, Celine y Alexander McQueen un elenco de firmas con las que se identifica “artísticamente”.

La mención a lo artístico no es casual: se trata de uno de los planos que para ella definen su relación con la moda. “Como arte me fascina. Hay creadores que son auténticos genios y consiguen que me olvide de la moda como negocio, consiguen emocionarme o inspirarme, como cuando me enamoro de una pintura y podría quedarme días disfrutando de ella… He ido disfrutando y aprendiendo a entender la moda gracias a personas cercanas que me han transmitido su pasión”, explica. “Como negocio, no me gusta que se sigan fabricando prendas explotando a personas y a niños en otros países, no pagando salarios justos o en condiciones que aquí serían impensables. Y en ello estoy, yo no digo que a día de hoy yo pueda ser o dar un ejemplo total, pues hay ropa en mi armario que proviene de ahí, y según he ido siendo consciente de esta realidad he decidido no comprar más a esas empresas o busco información sobre dónde fabrican… Me gustaría llegar a ser totalmente coherente con esto que estoy diciendo”. ¿No habíamos mencionado ya la palabra honestidad?

La sinceridad también está en otro de los proyectos de Verónica Echegui, Tótem Loba (2020), cortometraje que ha dirigido. La pieza es tan intensa que basta con decir que está basada en una experiencia personal de la directora, y que su visionado es obligatorio. “Me ha aportado conocimiento, porque ahora he vivido todo el proceso desde detrás de la cámara y comprendido el poder de cada decisión, palabra, persona integrante del equipo, gestión del tiempo, observación, imagen creada, en el intrincado arte de contar una historia que vive en une misme y tras preparar minuciosamente el parto, asoma la cabeza, y comienza a crecer frente a ti… Y tú la alimentas, le vas dando forma, identidad, lenguaje, carácter, pero luego ella te revela aspectos que no esperabas y respira por sí misma, ya no te necesita, ya no es tuya, es del mundo”, desarrolla no sin emoción. Además, en el corto hay una estética muy marcada que no solamente potencia el mensaje, sino que juega un papel muy importante en el desarrollo de la narración. “Ese es uno de los elementos de esta historia que me fascina, las múltiples caras de una situación”, confiesa. “Cómo algo puede significar cosas tan distintas para según quién. Cómo hay quien lo vive con disfrute mientras que otres vivimos con terror…” 

Esas sensaciones, de una manera casi lógica, también son determinantes a la hora de crear un look y un mensaje. “Creo que cómo se siente cada cual, condiciona cómo se viste… Todo está conectado”, concede Echegui. Una visión global que, en parte, viene dada por sus estudios en antropología, que suponen una aproximación diferenciada tanto a su profesión como a la moda: “Me ha ayudado a entender que son la materialización de una experiencia única en el hombre, la necesidad de expresar, dándole forma a lo que existe en nuestra imaginación, para comunicarnos, para entendernos, encontrar respuestas y amar”. Y es eso, expresión, conexión y amor, lo que hay en estas tendencias muy, muy populares, que Verónica interpreta mejor que nadie.

El color rosa

Verónica Echegui lo ha dejado claro: si hay una tendencia de primavera-verano 2021 con la que se sienta cómoda, es el color rosa. Sus apariciones sobre la pasarela han sido tan numerosas que lo complicado es encontrar una firma que no haya incluido al menos una prenda de este tono, que ha conseguido poner de acuerdo a marcas con escuelas estéticas bien diferenciadas.

El color rosa

A pesar de que este color ha tenido que sacudirse de encima varios prejuicios, las diferentes tonalidades (que van desde las gamas más saturadas hasta otras más pastel) han conseguido transmitir mensajes que van de lo dulce a lo epatante, sin, por supuesto, perder ni un ápice de fuerza por el camino.

Fuente: Vogue.es

Articulo escrito por: María José Pérez Méndez

Fotografía: Andrea Savall